OCTUBRE: MES MORADO, MES DE PENITENCIA Y CUARESMA PERUANA
El mes de octubre, en nuestro país, es
un mes muy peculiar pues encontramos en las calles algunos dulces por degustar,
celebraciones y tradiciones enraizadas y
que se desarrollan en estas fechas, entre éstas están: los famosos
turrones de doña Pepa, los anticuchos, la mazamorra morada, los picarones y
otros platillos de nuestra gastronomía, así como que revivimos un
acontecimiento sucedido a medidos de 1650, cuando una cofradía de esclavos procedentes
del áfrica plasman una imagen en un muro de adobe y ven en ella la acción
milagrosa de Dios que tras las catástrofes de los años siguientes como el de
1746 se mantuvo en pie,
Pero no solo se trata de revivir esta época,
este recuerdo y esta memoria, sino que además en nuestra tierra tiene un
significado aun mayor, pues se contempla la imagen del Cristo en la cruz, que murió
por cada uno de nosotros y que nos muestra su amor en tan sublime acto,
ofreciendo su vida como sacrificio y es por esta misma razón que no nos debemos alejar de ese sentido
trascendental como es el amor, el servicio, la entrega, la igualdad, el perdón
y la acogida
Esta realidad antes mencionada, la
comprendieron y contemplaron muy bien los originarios de esta tradición, los
negros de Angola, que vieron identificado su dolor y sufrimiento en el rostro
de Cristo, no se limitaron solo a contemplar el dolor, sino que su visión
sobrepasa esta escena para alcanzar el sentido del amor y del sacrificio, y
asumen que ese dolor vivido por Cristo era para que exista el amor entre los
hombres, el perdón entre unos y otros y el servicio y la entrega total a favor
de los mas débiles.
Esta tradición que comenzó entre
esclavos, llego a las esferas de las “familias importantes de la Lima colonial” tanto así
que el mismo virrey Conde de Lemos se hace parte de esta
devoción.
Otra peculiaridad de esta fecha es el color morado del habito, recibido de la hermanas del beaterio de las nazarenas, a quienes se los confió el cuidado de esta imagen.
Sera casualidad o no, pero el color morado tiene gran significación dentro de la tradición de la iglesia, simboliza la penitencia y la conversión, lo vemos dentro del calendario litúrgico durante el tiempo de cuaresma que es un tiempo de reflexión, invitando a la conversión, al cambio de vida, por medio de la penitencia, la oración y el ayuno. Es también el tiempo de contemplación; contemplamos y meditamos el amor a Dios a la humanidad. Por ello los obispos del Perú, considerando lo grande es el arraigo en nuestra patria de la imagen del Señor de los Milagros, han visto por conveniente declarar el mes de octubre como mes penitencial, “mes de la cuaresma de los peruanos”. Efectivamente son numerosas las personas que durante este mes se acercan al sacramento de la reconciliación y participan en la Eucaristía
No es casualidad tampoco que en los orígenes
de esta celebración y devoción, los negros angoleños encontraban la fortaleza,
la fuerza y la expresión del amor, a través de la fraternidad, la solidaridad,
del desprendimiento y la generosidad entre ellos. Era para ellos como la celebración
de esa libertad que no se les reconocía, pero que ellos la expresaban en esta fiesta
y procesión, ellos encontraban detrás de
esta imagen el reconocimiento de su dignidad, de su derecho a la expresión y a
su identidad.
Encontraban además que Cristo era quien
les confería sus derechos a la libertad e igualdad, tanto así que, lo que en un
inicio se les quiso prohibir, termino siendo asumido por todos, y más aun, confirió
cierto grado de igualdad entre los negros y los “hombres libres” de la época,
era el llamado más grande a la igualdad y al reconocimiento entre todos, como
hermanos, libres y dados al servicio, el uno del otro.
Actualmente un riesgo que corremos los
cristianos es que nos quedemos en la imagen del Cristo doliente, colgado en el
madero, en la figura de Cristo muerto en la cruz. El mes de octubre, mes de la penitencia peruana, nos invita a la
conversión, a dolernos del dolor de Cristo, sobre todo a conmovernos y sentir, los
dolores del Cristo que está a nuestro lado, en nuestros hermanos que, como en
tiempos del virreinato, los negros angoleños personificaban la esclavitud y la
ausencia o negación de sus derechos fundamentales, así también hoy debemos
conmovernos y buscar restituir los derechos a quienes se les ha quitado la
libertad de hablar, de expresarse, a quienes se les privan de derechos
fundamentales como el derecho a la vida, a la educación, a la salud, al
trabajo, a quienes se les condena por un prejuicio, por una idea, por un
concepto, por una origen étnico o geográfico,
La penitencia peruana nos debe llevar a
ver que la persona y figura de Cristo va mas allá de un lienzo, más allá de la
imagen en una pared, debemos aprender a ver a Cristo en nuestro caminar diario
en el rostro de nuestra madre que día a día da su vida y esfuerzo por los
hijos, que muchas veces sufre el maltrato y/o la indiferencia social, es ver a
nuestro padre que muchas veces por situaciones múltiples, se les ha marginado,
se les exige trabajos excesivos y riesgosos sin el reconocimiento por los
empleadores ni la remuneración adecuada, e incluso con la incomprensión por los
miembros de la misma familia, es ver a nuestro hermano, que comparte nuestra
mesa, a quien muchas veces, incomprendidos y lo juzgamos con calificativos peyorativos
a causa de alguna situación particular, es ver a un hijo, a quien muchas veces
dejamos casi en el abandono, centrados por nuestros asuntos particulares, por
atender a nuestras amistades personalmente o en las redes sociales o por las
exigencias laborales, sociales u otras. Es ver a nuestros abuelos, a los
ancianos, a los enfermos, a los pobres, a los mendigos, a los necesitados, a
los desempleados… es conmovernos, compadecernos y asumir un cambio de actitud, es
ser “más humano”.
Recuerden no
existe Cristo sin cruz, y Cristo nos recuerda “el que quiera venir en pos de
mi”… es decir, el que quiera llamarse cristianos hoy… “niéguese a si mismo tome
su cruz y sígame”, y nos lo recuerda “en esto conocerán que son mis discípulos por que se aman lo unos a los otros”
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